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Las rotondas o glorietas son una solución muy empleada en zonas urbanas y periurbanas para facilitar el cambio de sentido o el cruce de caminos en lugar construir múltiples intersecciones de otro tipo (como pudieran ser las intersecciones reguladas por semáforos), dando fluidez a la circulación, que funcionan bien si la intensidad de la circulación está equilibrada entre todos sus accesos y los conductores conocen las normas para conducir correctamente en las rotondas y glorietas, lo que desgraciadamente no ocurre.
Para circular en una rotonda ha de dejarse la isleta central a nuestra izquierda y los vehículos que circulan por ella tienen preferencia sobre los que se incorporan (aunque lleguen por su derecha).
Con carácter general es recomendable permanecer en el carril exterior (así evita cambios y cruces).
Esta recomendación tiene excepciones: cuando desee hacer un cambio de sentido o reste un amplio recorrido hasta su salida (por ejemplo, cuando quiera tomar la tercera salida) es preferible utilizar los carriles interiores.
Con todo, si está circulando por el carril interior ha de controlar si se encuentran otros vehículos circulando por el carril exterior (a los que podría entorpecer con su marcha).
Para salir del carril interno debe cerciorarse de que puede hacerlo sin peligro para los demás usuarios, utilizar los intermitentes para señalizar sus cambios de carril y situarse en el carril externo antes de la salida que vaya a tomar (para abandonar la rotonda desde él), es decir, no debe cruzarse en línea recta.
Además, si no pudiese cambiar de carril de manera segura con antelación a la salida (porque otro vehículo se encontrase por él circulando) debe desistir de la maniobra (y dar otra vuelta a la glorieta) en lugar de poner en peligro su integridad y la del resto de vehículos.
La mayor parte de los accidentes de tráfico en rotondas suceden al salir de las mismas, donde se encuentran los principales puntos de conflicto, dado que muchos conductores pretenden salir desde el carril interior hasta la salida que desean tomar, mientras que otros conductores están circulando por el carril exterior (atravesando su trayectoria).
Si ha sufrido un accidente en una rotonda podría resultar de su interés el siguiente vídeo sobre cómo entrar, circular y abandonar una rotonda o glorieta para conocer si usted conducía adecuadamente y si la culpa del siniestro es del otro vehículo:
A continuación resumimos las normas sobre quién tiene la culpa en los distintos accidentes en glorietas para determinar quién es el responsable del siniestro:
No obstante, ha de estudiarse el caso concreto con la ayuda de un abogado especialista en accidente en una rotonda, como los que pone a su disposición SuperAbogado, y descartar la concurrencia de culpas.
Consolidada jurisprudencia, entre otras Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de mayo de 2019, considera que cuando no se pueda probar quién es el culpable de un accidente de tráfico procede la indemnización recíproca al 50% (cuando no se consiga probar la falta de culpa o negligencia habrá de asumir la indemnización de los daños del otro vehículo en un 50%).
Si tiene dudas sobre quién fue el culpable del accidente consulte a nuestros abogados, contamos con los mejores abogados de indemnización de daños por colisiones en rotondas.
Pueden producirse accidentes en rotondas por vertidos de hormigón, mal estado de la vía o deficiente señalización, iluminación y protección de la misma, en cuyo caso cabría exigir responsabilidad a la Administración por una dejación de sus funciones (accidente ocurrido por anormal funcionamiento de la Administración, al omitir sus labores de conservación), mediante la presentación de una reclamación por los daños sufridos que podrán efectuar nuestros abogados especialistas en indemnización de accidentes en glorietas y responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas.
En el parte de declaración amistoso de accidente debe quedar claro el croquis explicativo de la dinámica del siniestro. Además, sería ventajoso que de manera inmediata a la producción del accidente en la rotonda se llame a los agentes de la autoridad, para que dejen constancia de la actuación de la parte culpable, así como de los daños sufridos.
El atestado policial tiene el valor de una simple denuncia y no vincula al Juez, pero los datos objetivos que se encuentren en él consignados (cómo quedaron situados los coches, marcas en la calzada, etcétera) harán prueba plena, salvo que se refuten en el juicio.